lunes, 2 de marzo de 2009

PSICOTERAPIA DE MEDIACION ARTISTICA

“Los espejos se emplean para verse la cara, el arte para verse el alma”
George Bernard Shaw


La psicoterapia de mediación artística consiste en el uso de las artes visuales con fines terapéuticos. Se basa en la idea de que las representaciones visuales, objetivadas a través del material plástico, contribuyen a la construcción de un significado de los conflictos psíquicos favoreciendo su resolución. La representación plástica sería, desde este punto de vista, un proceso de construcción del pensamiento.

Especialmente indicada en los diversos padecimientos mentales, apenas se utiliza en los centros hospitalarios y hospitales de día. Su uso se ciñe a la llamada terapia ocupacional, sin más ambición que la de entretener el tiempo del paciente tratado. Observamos, no obstante, un creciente interés por este particular procedimiento en los últimos tiempos.

Para llevar a cabo esta tarea, son dos las condiciones imprescindibles. El lugar adecuado para su desarrollo y terapeutas formados en psicoterapia con un buen conocimiento del lenguaje plástico y sus recursos.

El espacio ha de ser habilitado como un taller de pintura dotado con todos los elementos necesarios para llevar a cabo el trabajo en condiciones óptimas. Son importantes tanto la amplitud como la luminosidad. La calidad de las pinturas y los materiales de uso inciden directamente en el resultado del trabajo plástico.

El segundo de los requisitos básicos para esta especial modalidad de trabajo es el de profesionales formados en las dos disciplinas necesarias para ejercer esta tarea: Titulados en Bellas Artes o artistas con formación acreditada y experiencia en el campo de la salud mental. Así mismo profesionales de la salud mental con conocimiento probado en el terreno de las artes plásticas. Vemos, por tanto, que ninguno de los dos campos implicados en el desarrollo de este tipo especial de ayuda, son prescindibles. Consecuentemente la terapia de mediación artística plantea una doble exigencia.

En cuanto al número de pacientes en tratamiento, como en otros abordajes, la terapia se puede plantear individual o en grupo. Propongo como idónea la modalidad de grupo pequeño, con no más de ocho participantes. Los talleres de arte terapia pueden estar inscritos dentro de un centro público o privado. En régimen hospitalario o ambulatorio. Podrá ser un recurso más dentro de un equipo amplio, pudiendo funcionar como terapia de apoyo a otros tratamientos recibidos o como tratamiento único o principal. Naturalmente esto condicionará el tipo de abordaje y el encuadre específico a plantear.

Si el taller se inscribe dentro de un servicio multidisciplinar, la función del terapeuta en este tipo de grupo será la dinamización del mismo y el registro de las observaciones que recoja con la finalidad de enriquecer el trabajo del equipo terapéutico.

Si el grupo de mediación artística es la modalidad de tratamiento principal que recibe el usuario, los objetivos del trabajo varían, con lo cual la modalidad técnica también lo hará.

Los pilares sobre los que se asienta la construcción y el desarrollo de una psicoterapia psicoanalítica grupal de mediación artística son los mismos que en el psicoanálisis: la transferencia, la resistencia y la interpretación.

En mi experiencia, la parte más laboriosa de este tipo de tarea es la decisión que concierne a la selección de las personas que configuran un grupo determinado. Tengo en cuenta las características de su padecimiento , personalidad , deseo de cambio y su capacidad de compromiso con los requerimientos de un encuadre formal. El encuadre o contrato terapéutico tampoco varía mucho del utilizado en grupos de psicoterapia psicoanalítica. Se plantean los roles, y el compromiso contractual. La regla de abstinencia, tiempo de duración, grupo abierto o cerrado, respeto sobre los horarios y honorarios. Las pautas al comienzo de la tarea han de ser claras y escuetas. Además se plantea el trabajo en cierto silencio y no se pueden hacer, mientras están pintando, comentarios ni valoraciones sobre el trabajo de los demás. Este tipo de valoraciones tiende a interrumpir y condicionar la tarea en curso y no sirven en el tiempo de pintar. No debe haber desviaciones de la atención cuando el grupo está en esta parte del trabajo. Cualquier tipo de interrupción supone un daño en el transcurso de las sesiones. La pintura requiere un alto grado de concentración.

El tiempo de duración adecuado es de dos horas y media. Se divide en dos partes. Hora y cuarto para la pintura. El resto del tiempo, con las sillas en círculo y los trabajos realizados a la vista, fomentaremos la asociación libre.

En el taller trabajamos con la imaginación. La imaginación es una facultad muy poderosa. Puede ser nuestro mejor recurso y también nuestro peor enemigo. En arte terapia tratamos de explorar nuestras imágenes internas facilitando su expresión como vía para llegar a un mejor autoconocimiento.

Dando salida a través de la pintura a nuestras imágenes podemos reapropiarnos de ellas, y a través de su observación responsabilizarnos de nuestra producción interna.

Es importante decir que para participar como paciente en un grupo de Arte terapia no es necesario ningún tipo de habilidad. No hay que saber pintar. Ni siquiera haberlo hecho. Los niños tienen un conocimiento natural del medio y lo usan sin prejuicios. Luego llega su socialización y se ven inmersos en un sistema que les dirige hacia formas concretas de aprender los conocimientos que se supone les validarán como seres útiles para la sociedad. Aprenden a copiar 38 signos y van descubriendo el saber a través de sus múltiples combinaciones. Integran lectura, escritura y operaciones matemáticas y poco a poco van olvidando lo que empezaban a desarrollar de una manera natural. Olvidan el placer del descubrimiento de sensaciones y logros creativos. Ya en la edad adulta nos encontramos analfabetos plásticos a los que se les cortó por falta de ánimo y apoyo la posibilidad de haber profundizado en la gramática de formas y colores. Es difícil, no obstante, que alguien no haya probado el juego del dibujo y la pintura en sus primeros años, aunque sólo lo haya hecho en el entorno escolar.
Los recuerdos de esos momentos, aún lejanos, afloran en las primeras sesiones. Con el uso de la materia y la sorpresa de los resultados el estímulo es convincente. En poco tiempo surge de nuevo el placer de la ejecución. Las inhibiciones desaparecen pronto y los bloqueos nos dan cuenta del intrincado parapeto de las defensas.

Personalmente soy partidaria de plantear en las primeras sesiones ciertos ejercicios simples de dibujo y pintura. Trazo y color son las bases para el ulterior desarrollo de la tarea. El camino es ir paulatinamente a la realización de trabajos más proyectivos. En momentos puntuales se pueden utilizar recursos plásticos para el mantenimiento de cierta cohesión grupal y para el posterior análisis de transferencias en el grupo. Esta modalidad de inicio ha de estar planteada en el encuadre.

Es sin duda en las particularidades transferenciales donde intuimos la historia afectiva de quien viene en busca de ayuda. La transferencia, ese fenómeno humano conceptualizado por Freud y desarrollado por sus discípulos como uno de los motores de la cura, se observa en todos los campos de actuación donde las personas se ven implicadas. Su observación y análisis nos ayuda a comprender las peculiaridades de cada caso. No hemos de olvidar, sin embargo, que los conceptos psicoanalíticos se presentan y abordan de forma diferente en los grupos. Lo que no cambia son los pilares de la cura. La resistencia a la introspección de la relación dual del psicoanálisis, en el grupo se presenta como resistencia contra la comunicación libre y espontánea. La transferencia lógicamente se manifestará en función del número de actores que representan sus papeles imaginarios en el escenario grupal. Así, no sólo el terapeuta como líder natural del grupo será depositario de imagos y afectos. Los propios miembros del grupo interactuarán intercambiándose sus guiones vitales.

La terapia de mediación artística, como toda psicoterapia, es un viaje al interior de uno mismo. El viaje y el teatro son metáforas que nos ayudan a entender el proceso psicoterapéutico. El paciente nos hace partícipes de sus más íntimas representaciones mentales. Se adjudica y nos reparte papeles siguiendo un guión preestablecido, que en la mayoría de los casos escapa a su conciencia. Nosotros, por nuestra parte, le ofrecemos la escena donde puede plasmar y representar sus diversos papeles en un clima de confianza y esperanza. Nuestro conocimiento, ese espacio interno de reflexión que hemos adquirido a lo largo de un duro proceso de análisis personal, seminarios teóricos y las imprescindibles supervisiones clínicas, nos ayudan para no caer en las trampas contratransferenciales a las que tratan de llevarnos nuestros clientes.

El viaje terapéutico se plantea como una gran aventura. Si como terapeutas somos lo suficientemente buenos podremos actuar de guías en las encrucijadas difíciles. Pero estamos condenados a seguir los pasos del viajero. No nos está permitido, ni podemos ir por delante. En esos momentos difíciles serán nuestras interpretaciones los vehículos que ayuden a descubrir nuevos caminos.

En este particular recorrido la pintura tiene muchas ventajas. Pintamos y surgen de manera explícita los personajes que llevamos dentro. Pintamos como somos. Meticulosos o aparentemente despreocupados, salvajes o constreñidos… surgirán las imágenes que nos interrogan. La pintura nos lleva a comprender nuestra particular forma de representar y de representarnos en el mundo y con una buena ayuda nos puede llevar a modificar trazos que creíamos indelebles. Recordemos aquí que el mismo Freud llegó a la formulación de sus más importantes conceptualizaciones a través de las imágenes de sus sueños.

Emilia Epelde Artetxe

lunes, 27 de octubre de 2008

kreARTe - Asociación de ArteTerapia


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Con el nombre de KreArte, hemos constituido una asociación para el desarrollo de la Arte Terapia aplicada a la salud y a la educación. Los fines de esta asociación son promover el estudio, la práctica y la divulgación de la A.T. entre los profesionales en todas sus formas y especialidades dentro de un marco ordenado y basado en principios de deontología, eficacia, independencia y responsabilidad.

La psicoterapia a través del Arte es una herramienta terapeútica que en los últimos años ha experimentado un importante desarrollo como forma de complementar tratamientos de diversas enfermedades y también como un medio de crecimiento personal. Consiste en el uso de las Artes visuales con fines terapeúticos.Se basa en la idea de que las representaciones visuales, objetivadas a través del material
plástico, contribuyen a la construcción de un significado de los conflictos psíquicos, favoreciendo su resolución. La representación plástica sería desde este punto de vista un proceso de construcción del pensamiento.

La modalidad del trabajo es grupal, grupos pequeños (máximo 8). El tiempo de la sesión es de dos horas. Una primera parte donde utilizamos la plástica como lenguaje comunicativo. La segunda parte, y alrededor de la producción ponemos palabras al material que va surgiendo. De esta manera trabajamos con pacientes con sintomatología aguda. Existen variaciones técnicas para el trabajo con trastornos psiquiátrico
más severos.

KreArte es también un proyecto pedagógico basado en la utilización de la Plástica para el desarrollo de la habilidades creativas naturales de la infancia. Durante el periodo del 2004-2007, partiendo de grandes exposiciones de Arte contemporáneo, organizadas por la galería epelde-mardaras , celebradas en los Mercados de Erandio y la Ribera de Bilbao, llevamos a cabo una experiencia singular de talleres de pintura infantil a los que acudieron las escuelas de la zona. Tomando como telón de fondo la obra de cada artista, conseguimos que los niños y niñas participantes se expresaran plásticamente de una forma espontánea y completamente imaginativa. Fue entonces cuando el profesorado comenzó a demandarnos pautas para la realización de este tipo de actividades e información sobre la metodología y técnicas utilizadas.

Conocemos la importancia de la expresión plástica en el desarrollo psico-cognitivo de los más jovencitos y jovencitas. La pintura es uno de los mejores medios para encontrar caminos y formas de expresión con los que fomentar su natural creatividad, estimulando el conocimiento y su crecimiento. Es por esto que hemos propuesto cursos de 18 horas dirigidos al profesorado de infantil y Educación primaria, para mostrar, a partir de tareas sencillas e ingeniosas, con patrones concretos y ejemplos prácticos, una forma de optimizar el trabajo y de conseguir resultados a
través del área de expresión plástica.

Nuestro objetivo es allanar este trabajo al profesorado proporcionando los instrumentos más adecuados. Sabemos que estimulando a los niños desde el Arte, dibujando, pintando, inventando formas, les ayudamos a desarrollar su capacidad de definir, relacionar, coordinar, buscar soluciones...

Dirigen este proyecto:

Emilia Epelde. Lda. en filosofía y Ciencias de la educación. Especialista en Psicología clínica y Psicoanálisis. Desde 1979-84 trabajo en el hospital psiquiátrico de Zaldibar. colaborando con el Hospital de Zamudio. Desde 1985-1991 trabajo en el Ambulatorio de Bombero Etxaniz de Bilbao desarrollando una importante tarea en psicoterapia de grupos. Desde 1982 y continuando en la actualidad ejerzo como terapeuta en práctica privada. En 1993 Abro una Galería de Arte Contemporáneo con el nombre de La Brocha que continúa su andadura con el nombre de epelde-mardaras. Desde el año 2000 especializados en la realización de grandes exposiciones en edificios industriales en desuso. Desde el 2007 trabajo para una clínica privada de psiquiatría poniendo en marcha talleres de Arte Terapia y supervisando la tarea en la actualidad.

Itxaso Zubia. Lda en Bellas Artes. Especialista en Pedagogía del Arte. Ejerce su trabajo en práctica privada desde 1988. Directora de los proyectos de pintura infantil de los Mercados de Erandio y La Ribera. Trabaja como Arte Terapeuta para una clínica privada de psiquiatría.

Emilia Epelde